El dilema de los lunes: Consejos para no morir en el intento
La mala fama del lunes tiene un cierto sentido. El problema, que de raíz extiende sus horas al domingo, suele pillarnos por sorpresa tras un fin de semana en el que el trasiego nos hace olvidar la velocidad con las que pasan los buenos momentos. Y es que tras la comida familiar en casa, la playa o el restaurante, el café, la copa y cualquiera de los añadidos, comenzamos a subir de manera irremediable la inclinada cuesta del lunes. Sí, porque el problema del primer día de la semana no llega a las doce de la noche. Es el domingo por la tarde cuando comenzamos a mirar el reloj y a planificar lo que viene después, siempre con el agobio correspondiente.
Nos tomamos las cosas tan a la ligera que terminamos creyendo que tras el viernes comienza un periplo vacacional interminable, una absoluta mentira que intentamos tapar con excesos de todo tipo que no hacen más que acortar las horas para tan cruel tortura. Ni siquiera el sueño de la noche del domingo es el mismo que el del resto de la semana. Te sientes cansado, con ganas de olvidar el despertador y liberar tus sentidos hacia otro día de asueto. La realidad es bien distinta y por eso terminas despertándote antes de que pongan las calles una y otra vez.
Tomarse con filosofía el lunes debe ser lo más parecido a encarar alegre el pasillo del matadero. Sea como fuere, hay distintas formas de pensar y de pasar esa primera jornada semanal con otros ojos. Un guiño al lunes que te proponemos.
Mayor rendimiento: Está demostrado que la mañana del lunes es la más productiva para el trabajador. Concretamente, las 10:01 supone la hora de mayor rendimiento, mientras que la hora más baja suele caer aproximadamente sobre las 16:00 del martes.
Menos preocupaciones: Está claro que si duro se hace el lunes para el trabajador, mucho más lo es para los jefes. La economía del sector empresarial en los últimos tiempos supone un extra que no juega en favor de la tensión de cada uno; esto significa que la responsabilidad es mucho menor.
Terapia física: Correr, ir en bicicleta, pasear o cualquier otro ejercicio supone la recuperación anímica perfecta en la mañana de los lunes.
Terapia musical: Prueba con tu canción favorita mientras te vistes, de aseas o incluso cuando vas hacia el trabajo. No hay nada como un buen subidón musical para cambiar la cara de los lunes.
Márcate una meta: Plantearse una meta atractiva para todos los lunes es uno de los mejores alicientes para superar la clásica depresión de este día. Puede tratarse de un concierto, de una película en el cine, de una cena en pareja o de una salida con amigos.
Seguro que si sigues al pie de la letra estos consejos terminarás haciendo del lunes un día muy especial que para nada resultará complicado.