Un atemporal de Christina Rosenvinge
Hablar de manera atemporal de la hispano danesa Christina Rosenvinge es detener el tiempo, derretir el reloj y abrir el paraguas. Va a comenzar a llover. "Cuentas mis faltas. Llevas más de cien". Son muchas. Demasiadas si de lo que se trata es de hablar de esta peliroja que canta bajito y que no incomoda por muchos dardos envenenados que su corazón maltrecho quiera lanzarnos a dar.
De alargada trayectoria musical, sus letras se derraman como cera ardiendo por la espalda de quienes atienden con cierto interés el tono de sus referencias al amor, desamor y todo lo que susurra en inglés y español, según convenga.
¡Ay, chica! Cuánta contradicción en apenas unos minutos. Lo mismo no mides la distancia que pregonas un verano fatal. De hecho, viviste una primavera en calma junto a Nacho Vegas, ese a quien la vida le dio la capacidad de escribir letras impresionantes y que pusisteis al servicio de la música. Desconocemos si su labio superior es el que más azúcar pone a su mirada; de lo que no hay duda es que Tu labio superior es, hasta el momento, de lo mejor que ha fabricado. No hay duda.
Publicado en 2008 y reincidiendo de lo atemporal de estas letras, también de las suyas, sentimos el eclipse amoroso que termina deslumbrando a quien sin protección abre los ojos tras su puerta. Anoche, la distancia adecuada, tu boca, las horas, nadie como tú, animales vertebrados y un completo universo que tiene tanto de amor como de odio. Añoranza y una especial dedicación, casi paranoica, a cuantos sufren por amor y de lo efímero que, en este caso, supone su tramo de felicidad.
Como bien decía 'la' Rosenvinge, "este era un disco que necesitaba". Lo era, sin duda. Lo necesitábamos todos.