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Diez señales de que el verano está llegando a su fin


Cuando el verano dice adiós, comienzan a aparecer los primeros síntomas. Una problemática que para algunos se traduce, de forma directamente proporcional al grado de disfrute que haya podido tener a lo largo y ancho de una de las estaciones más esperadas del año. Otros, simplemente, esperan que al igual que vino se pueda ir una estación incómoda por las altas temperaturas y el grado de exigencia que requiere en todos los sentidos.

En esta línea, avanzamos que con el cierre de agosto comienzan a caer como agua helada las primeras señales que hablan del fin de una etapa y del comienzo de otra. que las horas de calle y desenfreno contrastarán, en breve, con un obligado encierro y cambio de costumbres que todos iremos notando en breve. En SOHO nos hemos propuesto mostrarte el camino y no dejar que te pierdas entre abrigos, bajas temperaturas y la vuelta a una rutina que muchos temen.

>1.- El síntoma más evidente de que algo está pasando a nuestro alrededor es que los días comienzan a ser más cortos. Amanece más tarde y el sol se pone antes.

>2.- El calor sofocante deja paso a unas brisas suaves, agradables y a veces bajas para el mes que aún nos ocupa. Vemos, incluso, como algunas frioleras tiran de ropa de entretiempo para no destemplarse. ¡Lo típico!

>3.- De un día para otro, la playa se queda vacía. Los lunes al sol se alejan de la masificación y podemos elegir el lugar para estirar nuestra toalla.

>4.- Las colas en las cafeterías, bares y la repentina facilidad para encontrar aparcamiento nos dice a gritos que se avecinan semanas de cambios para todos.

>5.- La televisión, siempre impaciente, nos adelanta su programación otoñal con sus nuevas series, películas y un clásico de la vuelta a casa: el fútbol.

>6.- Los centros comerciales - y en concreto uno - te cantan la canción más triste para todos los niños, la de la vuelta al cole. No había nada peor para todos nosotros que ser conscientes de que lo bueno se acababa.

>7.- Los coleccionables. Y los hay de todo tipo. Dedales del mundo, coches de colección, monta un 600, los abanicos señoriales, las recetas de la abuela y así un sin fin de cartones, revistas y juguetitos que colman los estrechos pasillos de los kioskos de prensa.

>8.- La comida. Tu madre comienza a insistirte de nevo con las naranjas, los zumos y otro clásico, el cuchareo. Volvemos a la temporada de potajes varios, caldos y hervidos servidos a altas temperaturas.

>9.- La cama comienza cada vez a ser un lugar más que apetecible. Se acabaron las largas noches de insomnio y ese incómodo sudor en tu almohada. Ahora toca enfundarse con mil y una prendas para poder hacer frente a esas comunes y largas noches de invierno.

>10.- Arrepentimiento. Un caso cmún entre los que se toman en serio el verano. Parejas rotas, otras que surgen, amigos y amigas que marcharon, otros que volvieron y una larga lista de excesos que pasan factura a la salud y economía particular.


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